jueves, 4 de octubre de 2007

Octubre: Mes de las Misiones


El mes de octubre es el mes de las misiones. Tenemos la oportunidad de leer en nuestras comunidades lo que el Documento de Aparecida dice al respecto.

La misión es uno de los ejes centrales del documento, manifestado ya claramente en el lema de la V Conferencia. Las palabras misión - misionero aparecen 381 veces. Los obispos, siguiendo a Benedicto XVI que afirmó que ser discípulos y misioneros “son dos caras de la misma medalla”, han expresado claramente que ser misionero es inseparable de ser discípulos (en el documento esto se expresa de muchas formas, una de ellas, diciendo: discípulos misioneros, sin la y). Sería bueno que también nosotros nos acostumbráramos a expresarlo de esa forma. A lo largo de todo el documento se pueden encontrar referencias sobre el ser misionero. Señalo solo algunas:

Origen de la misión

“La Iglesia peregrinante es misionera por naturaleza, porque toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio del Padre. Por eso, el impulso misionero es fruto necesario de la vida que la Trinidad comunica a los discípulos” (Aparecida, 347)

Contenido

“El proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre. Por eso, pide a sus discípulos: “¡Proclamen que esta llegando el reino de los cielos!” (Mt.10,7). Se trata del Reino de la vida. Porque la propuesta de Jesucristo a nuestros pueblos, el contenido fundamental de esta misión, es la oferta de una vida plena para todos. Por eso, la doctrina, las normas, las orientaciones éticas, y toda la actividad misionera de la Iglesia, debe dejar transparentar esta atractiva oferta de una vida más digna, en Cristo, para cada hombre y para cada mujer de América Latina y de El Caribe” (361)

Conversión eclesial

“… Necesitamos desarrollar la dimensión misionera de la vida en Cristo. La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente. Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo…” (362)

Estilo de la misión

“La fuerza de este anuncio de vida será fecunda si lo hacemos con el estilo adecuado, con las actitudes del Maestro, teniendo siempre a la Eucaristía como fuente y cumbre de toda actividad misionera. Invocamos al Espíritu Santo para poder dar un testimonio de proximidad que entraña cercanía afectuosa, escucha, humildad, solidaridad, compasión, dialogo, reconciliación, compromiso social y capacidad de compartir, como Jesús lo hizo. El sigue convocando, sigue invitando, sigue ofreciendo incesantemente una vida digna y plena para todos…” (363)

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